Análisis sobre las criptomonedas y la COVID-19: cómo esgrimió argumentos claros a favor de la criptodivisa la crisis del coronavirus
La aparición del nuevo coronavirus —o COVID-19— se ha convertido en el evento que ha marcado el año 2020 y ha afectado a todos los ámbitos de la vida, mientras que las autoridades nacionales luchan por controlar la pandemia internacional. El efecto en los mercados financieros ha sido catastrófico, no obstante, para el bitcoin y otras criptomonedas, no ha sido tan dramático.
El coronavirus ha expuesto la debilidad de los instrumentos financieros tradicionales, sin embargo, las criptomonedas han demostrado ser sorprendentemente resistentes. Como resultado, el BTC y otras criptodivisas han visto cómo aumenta su valor de inversión y han disfrutado más intentos de integración.
Donde pierden las finanzas tradicionales, ganan las criptomonedas
La COVID-19 paralizó las líneas de suministro y obligó a que muchas industrias recortaran costes y despidieran a los trabajadores. Como consecuencia, ejerció una enorme presión sobre los emisores de moneda fiduciaria para que imprimieran, pidieran prestado y gastaran el dinero para salvar las infraestructuras sanitarias y económicas. Este tipo de política provoca inflación y devalúa las monedas fiduciarias, una clase de activos que seguramente provoque rechace en los inversores.
Incluso el todopoderoso dólar estadounidense, la moneda de las reservas internacionales, ha sufrido bajo las medidas de flexibilización cuantitativa de la Reserva Federal hasta el punto de que conservar el dólar estadounidense ahora produce un rendimiento neto cero o incluso, uno negativo.
En tiempos revueltos como estos, los inversores suelen pasarse a los activos de refugio seguro, es decir, instrumentos que tienden a distanciarse del mercado más amplio. El oro es el ejemplo clásico.
Y debido a que las monedas digitales no muestran el mismo comportamiento en el mercado que las monedas fiduciarias, los inversores también han acudido en masa a la criptodivisa, y llegan incluso a llamar al BTC «oro digital», ya que tiene poca correlación con el mercado principal. Aunque eso no es todo. Gracias a unas determinadas características (como tener un suministro limitado y ninguna autoridad central que los controle), tanto el bitcoin como otras criptodivisas se han convertido en una opción a prueba de inflación durante esta época de reducción del PIB a nivel internacional.
El bitcoin, la criptomoneda original, ha crecido mucho a lo largo de este año marcado por la pandemia, y actualmente ronda los 26 000 $. Pero esta historia de éxito no ha sido siempre tan sencilla. En marzo, el valor del bitcoin cayó por debajo de los 6000 $. Sin embargo, a largo plazo, parece que los toros van a liderar, ya que la criptomoneda original está cerrando el año con un buen resultado.
Varios pesos pesados de las finanzas se han pasado a las criptomonedas en 2020, y tanto la COVID-19 como el débil dólar estadounidense son causantes del cambio. Por ejemplo, la empresa MicroStrategy, que cotiza en la bolsa y mueve miles de millones de dólares, invirtió en julio 250 millones de dólares de sus reservas líquidas en bitcoin, según afirmó el CEO, Michael Saylor: «No sería prudente seguir conservando una gran parte de nuestros fondos en dólares estadounidenses». JPMorgan informa que las instituciones están comprando BTC por un precio tres veces mayor de lo que fue el trimestre anterior. De manera similar, el antiguo gestor de fondos de Goldman Sachs, Raoul Pal, llenó el 25 % de su cartera con bitcoins después de que estallara la pandemia. Un director de información de BlackRock salió en la CNBC diciendo que el BTC «tiene todas las posibilidades de sustituir al oro» y un analista de Citi pronosticó que el bitcoin podría alcanzar un valor de 318 000 $ a finales del 2021.
Según la encuesta realizada por Fidelity Investments, una empresa especializada en gestión de activos, el 80 % de los 800 inversores institucionales europeos y estadounidenses que participaron en ella habían declarado que los activos digitales parecían prometedores, y un tercio de esos inversores ya había adquirido diferentes criptodivisas. Ria Bhutoria, la directora de investigación en Fidelity Digital Assets, declaró que cada vez hay más inversores estadounidenses que poseen activos digitales y que actualmente ya conforman el 27 %, en comparación con el 22 % que había en el año 2019.
Integración de las criptomonedas por parte de individuos e instituciones
El mundo ya está bien encaminado para digitalizarse cada vez más y el sector de las finanzas no es una excepción. En el año del confinamiento, el distanciamiento social y el trabajo a distancia, cada vez más personas recurren a las soluciones digitales cuando se trata de asuntos como pagos, finanzas personales e incluso inversiones. Según las investigaciones de deVere Group, la pandemia de COVID-19 ha aumentado en Europa el uso de aplicaciones de fintech en un 72 % como resultado de la adaptación al trabajo a distancia. Los inversores minoristas también están pasando de la moneda fiduciaria a la moneda digital con la ayuda de aplicaciones de trading con criptomonedas modernas y fáciles de usar, como StormGain.
Un sistema financiero digital necesita un respaldo sólido para que las transacciones sean rápidas, seguras y rentables. Desde el punto de vista de los sistemas financieros existentes (préstamos, hipotecas, transacciones comerciales, etc.), las monedas alternativas que se centran en soluciones basadas en cadenas de bloques (contratos inteligentes, dApps) son una buena elección. Además, existen muchas monedas alternativas, como stellar lumens e YFI, que ofrecen estas soluciones.
Muchos bancos e instituciones financieras recurren al blockchain para las transferencias transfronterizas, especialmente con plataformas de criptomonedas que están dispuestas a colaborar con los reguladores financieros. Por otro lado, ya sea el proyecto de ley «Ley de criptomonedas de 2020» de EE. UU., el yuan digital de China o el proyecto de ley de regulación de las criptomonedas de Rusia, tanto los países grandes como pequeños están apostando seriamente por las criptodivisas este año, cuyo valor ha experimentado un gran crecimiento durante la pandemia del coronavirus.
Si bien aún está por ver cuál será el impacto de las futuras regulaciones y los activos digitales estatales, la crisis de la COVID-19 ha demostrado una cosa: las criptomonedas siguen estando muy presentes y, de hecho, parece que van a convertirse en una parte más central de la economía internacional que nunca. Esto ha sido posible en gran medida gracias a la extraordinaria resistencia del BTC durante las turbulencias del mercado y también a la creciente utilidad de la cadena de bloques en la innovación financiera.
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